Necesitar desahogarte fuera de mí.
La última vez que mire tus ojos fue en un sueño maravilloso,
Vestías…- no lo recuerdo-.
Dijiste cosas que sólo yo podía entender; que eran para mí.
Rompiste la pecera dónde se ocultaba el corazón.
Y dejaste que se hundiera en su propia sangre;
- No te vayas-. Lo último que soñé.
Nunca dejaste mi mente por todos estos años; paseabas desnudo bailando con una antorcha de fuego:
Quemabas mis pupilas con la Quimera que escupías de tu boca que jamás besé.
No volviste, de debilitaste en el mundo lógico y real; te convertiste en el deseo de medio día.
Tratar de amarte no fue difícil.
- Intentar olvidarte fue el espolón de acero que nunca logre limar-.
No sé que duele más:
Aceptar que estás más lejos de lo que imaginé
O saber que moriré sin besarte si quiera una sola vez.
“Ya no puedo dedicarte nada ahora que se que estás ahí”