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sábado, 19 de enero de 2013

Cómo los sueños desgastan hasta las articulaciones.

 

Necesitar desahogarte fuera de mí.

La última vez que mire tus ojos fue en un sueño maravilloso,

Vestías…- no lo recuerdo-.

Dijiste cosas que sólo yo podía entender; que eran para mí.

Rompiste la pecera dónde se ocultaba el corazón.

Y dejaste que se hundiera en su propia sangre;

- No te vayas-. Lo último que soñé.

Nunca dejaste mi mente por todos estos años; paseabas desnudo bailando con una antorcha de fuego:

Quemabas mis pupilas con la Quimera que escupías de tu boca que jamás besé.

No volviste, de debilitaste en el mundo lógico y real; te convertiste en el deseo de medio día.

Tratar de amarte no fue difícil.

- Intentar olvidarte fue el espolón de acero que nunca logre limar-.

No sé que duele más:

Aceptar que estás más lejos de lo que imaginé

O saber que moriré sin besarte si quiera una sola vez.

 

“Ya no puedo dedicarte nada ahora que se que estás ahí”