expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

domingo, 13 de diciembre de 2009

ave_fenix2naranmjoscu

Un gran flash desapareció e hizo poder apreciar la fresca tarde de otoño que rondaba por las calles empedradas de la gran ciudad. Los árboles eran golpeados delicadamente por ese tibio viento que te decía “pronto llegará el frío…”. El cielo mostraba un color azul muy suave y espolvoreado con retazos de nubes blancas; bajo de ellas la gente aprecia tranquila disfrutando del fin de semana.

CAP 8. Oh recuerdos,

dulces recuerdos…

En una pequeña mesa de metal había un par de vasos y una rebanada de pastel a medio comer; en una de sus sillas estaba una chaqueta negra de piel puesta en el respaldo y en el asiento un estuche de una cámara ostentosa. Las pequeñas silenciosas y palabras se iban haciendo más resonantes. - ¡Es enserio!… ¿Cuándo me creerás, Carlos?- la voz de un chico se expandía por la mesa con un tono de risa; el chico miraba planamente a Carlos mientras este sostenía una vaso de té. Había sido un verano muy aturdido para él: haber comprado su cámara, la muerte de su madre, y algunos cuantos “monstruosos” problemas con la familia le hicieron vagar unos días por las calles dejando en ellas sus complicaciones y respirando el aire fresco y cálido del mes; también asistió a unas fiestas y unas salidas a bares con sus amigos que, intentaban sacarlo de su enclaustrada mente; la verdad es que no recordaba el día que conoció por primera vez a Ramiel.

- Recuérdamelo por favor… me es sorprendente que yo no pueda hacerlo…

Decía Carlos concentrándose en lo que Ramiel le decía; en definitiva para él le era sorprendente haberlo olvidado ya que él siempre presumía de tener una gran memoria retentiva para nombres, situaciones, eventos y por supuesto, para recordar chicos tan atractivos como él.

La verdad no entiendo cómo podría olvidar a alguien como él… es como si hubiera salido de una telenovela, sus grandes ojos castaños, su cabello negro y brillante… su… sus grandes brazos.

Carlos alejó esos pensamientos y se concentro en lo que él le comenzaba a relatar que para cuando regreso a la vida real el relato ya había comenzado…

… Aquella tarde soleada caminaba hacia la casa de un empleado para dejar un montón de documentos que el había olvidado; la gente entrecerraba la mirada para tratar de soportar los rayos del sol…. Y entre ese montón de gente que pasaba en contra mía estabas tú… sí, tú… con la mirada perdida y tratando de no tropezarte contigo mismo. Siempre tonto, siempre descuidado y solo… siempre tú de la misma forma en la que te veo ahora… rebelde e indefenso… indefenso.

- ¿Y ése era yo?- Preguntó Carlos mientras bebía de su vaso y no dejaba de admirar el atractivo rostro de Ramiel. Su larga sonrisa le hacía parecer un niño y sus rasgos tan varoniles le daban un toque de ser un chico muy feliz y rodeado por gente bella. - ¡Si! ¿No lo recuerdas?...- repuso Ramiel – Si, lo recuerdo; era un cartel sobre una exhibición de pinturas de una galería cerca de ahí… pero… a ti… no logro recordarte.

Ramiel reclino su cuerpo en el respaldo de su silla y bufó suavemente; un pequeño silencio se dejó hacer en la mesa mientras que Carlos lo seguía mirando con cara escéptica. – Bueno pues si tú dices que ahí me conociste, te creo- contestó Carlos al silencio. Ramiel cruzo los brazos como si estuviera enojado, pero su rostro se mostraba muy feliz y reteniendo una sonrisa. – En realidad esa misma noche platiqué contigo en un bar… solo un par de palabras y ahora me topo contigo en el mismo lugar y más sorprendido que nunca. Carlos soltó una carcajada y entre ella se puedo oír - ¡Aun así no lo recuerdo! Los dos terminaron la conversación con grandes carcajadas.

… ¿Cómo tratar de recordar todo lo que paso después de ese día, con meticulosa exactitud? No creo que alguien pueda hacerlo… excepto yo. Cada día era tan maravilloso que parecían días en el espacio. Ramiel se pegó a mí vida y yo a la de él, fuimos más que amigos y más que humanos en el mundo; conocía el Carlos de sus manos y el olor de su piel al despertar; sabía lo que odiaba y lo que le gustaba. Sabía bien lo que él quería y lo que buscaba… pero… ¿Yo tenía lo que quería?

… Dzahuindanda entro por debajo de la puerta para meterse de golpe en “nuestra” cama; Ramiel dio un brinco al verlo de repente y dijo – Éste me va a amatar de un susto un día de estos. Carlos rió mientras seguía agazapado en su pecho; eran tres en un pequeño colchón donde Dzahuindanda dormía profundamente en una esquina y Ramiel acurrucando el cuerpo de Carlos… y una tenue luz entraba sobre ellos, como siempre había entrado y que nunca faltaba a su cita con la cortina. – Mañana en la tarde volver a salir por unos días… - Carlos alzó las cejas y contestó suavemente aun con los ojos cerrados – Está bien… ¿Aún no me dirás para qué?- Ramiel suspiro dentro de sí mismo y abrazo mas fuerte a Carlos que aprecia su peluche – no es necesario… regresaré y ese es el punto…-

Sin embargo nunca regresó… ¿Porqué? Nunca lo dijo ¿A dónde fue? Nunca se sabrá ¿Por qué lo dejo solo? Lo Dios sabe por qué… solo Dios sabe por qué…

Carlos volvió a recordar aquellos momento que paso con la única persona que lo pudo querer tal como él era; volvió a sentir por un instante aquel Carlos que el daban esos brazos… volvió de nuevo a oler el aroma de una cálida piel rosando su piel y a sentir el latir de su corazón como si estuviera cerca de él… quizás bajo de la cama blanca, sobre la mesa de metal frio… o tal vez detrás del espejo que cubría toda su pared. Después, recordó cuando él se había ido, cuando no había regresado y había roto su promesa de amarlo eternamente – Lo habías jurado… maldito… me lo habías jurado… - Rasguñó el colchón de hule suave y regresó al momento en el que él estaba. ¿Dónde estoy? ¿Qué es todo esto? ¿Por qué?. La voz de algún lugar del techo se negaba a contestar… Ramiel era su nombre. El nombre que Carlos había recordado antes de volver a recordar.

… Detrás del espejo había comenzado una nueva tarea. Arreglar las visitas, alimentar a los demás huéspedes, buscar una manera de que no se corrompiera, tratar de encontrar una razón para la búsqueda de la razón. Ramiel miraba sentado con sus gafas negras; de “esos” el era el único que vestía de negro y resultaba más humano que ellos, los que decían ser perfectos… - Pobres perfectos.

continuara negro2

martes, 1 de diciembre de 2009

cap07 pro01

Noticia en un periódico antiguo.

… Después de de un gran esfuerzo por salvar sus vidas; muere la última víctima del choque de hace unos días… declaraciones de los servicios médicos informan que el joven permaneció más de 3 horas bajo de el autobús aún con vida y después murió desangrado en la ambulancia… su cuerpo fue cremado horas después y su familia colocó una lápida en su honor en el cementerio de la ciudad… no hubo mas cuerpos que sepultar después, las llamas consumieron todo… 25 años de edad… hijo del dueño de una gran empresa… no se sabe de ninguna esposa o hijos…

El Pájaro De Fuego

Capítulo VII.

Unas Cuantas Notas

Sin Título.

Y Una Dedicatoria A

Quien Dejo De

Existir…

29 de octubre de 2012… - quizás más de 400 años después…

… 28 de septiembre del año en curso… noticia en el periódico mundial.

… La estación INFIERNO 1 está por un invierno muy crudo; durante los siguientes 8 meses vivirán los empleados en la estación – no es muy importante para ellos dejar de ver a sus familias… más de la mitad de ellos han nacido en ese lugar, el otro tanto no son más que utensilios de trabajo.

… En aquel complejo existe todo un mundo: cocinas, habitaciones, pequeños parques donde relajarse donde la mayoría del tiempo (o casi nunca) no hay nadie, para los empleados. En los niveles de investigación hay desde laboratorios sofisticados, campos de pruebas, simuladores de vida; y en la planta más alta la zona denominada por los empleados como la “ZMRRPC” (todas estas palabras claro, de una forma que se pueda leer)… la “Zona de Muerte, Reanimación, Reconstrucción, Preservación o Cautiverio”. Es la zona más importante de este complejo, donde gran parte de nuestro pasado vive…

En una de las habitaciones de preservación:

Día 15

… Después de tantos días creo que al fin me eh acostumbrado a esto; No me percate asta ahora, que la estática va en aumento y le he pedido a la voz arriba de mi cabeza la cual eh nombrado con el nombre de Ramiel que mandara a uno de “esos” para que revisara mis odios.

- Tus oídos están bien Carlos

- … ¿Enserio?

- Así es.

- Gracias Mimi

Después de que nombre a todos, la voz me pregunto muy asombrada el porque le había puesto nombres a cada uno de los que en este momento yo conocía y el porque ese nombre a él mismo. – Desde joven me acostumbre a nombrar a las cosas que me rodeaban: mis mascotas, mis artículos favoritos… ya que no tenían hombres que yo pudiera pronunciar decido ha ser esto; y en realidad no había alguna razón especial por la cual yo le nombrara Ramiel a aquella voz; solo es un nombre que me llego desde que la oí… el de un ángel… el trueno… el trueno de Dios…

La estática rezumbaba más y más fuerte; era desesperante tener que ver la habitación blanca y pura con el único sonido de la estática – como si hubiera un gran refrigerador. ..

Día 20

… Nunca fui un chico ubicado para dimensionar el norte, el sur, el este y el oeste pero, algo me decía que este lugar estaba muy raro, me sentía de cabeza, de otro lado, en otro extremo que no es ni el norte ni el sur…

Día 22

… Tengo tantas ganas de masturbarme ja ja ja creo que al fin pude despertar al 100 y sentirme lo más resignado de estar aquí… pero creo que ellos leen mis pensamientos; es difícil no tratar de pensar lo que escribo para mantener al menos algo privado – creo que hay cientos de ojos que me miran. Ese “beat” ocasional de lo demuestra…

Día 25

De nuevo otra revisión de Mimi, José y Mark; Mimi tiende preguntarme cosas triviales sobre mi semana o el día – ¿Qué le puedo contar que no sepan ellos?... en realidad no hago mucho y es raro que no me aburra. José se limita a solo peguntar cosas dependiendo de las revisiones que me hagan… y Mark… Mark solo esta ahí parado; supongo que sabe que sus cuatro brazos aun me siguen asustando…

Día 30

Me dieron una pelota roja de algo como goma y un par de libros que leer… - tengo una sensación de haber olvidado algo hace unos días… Ramiel como casi todos los días lee algo desde un libro… creo que algo de el…

Como si miles de zancudos se acercaran a el, la estática comenzó de nuevo a crecer y los zumbidos hicieron que Carlos abriera los ojos de un chispazo – Buenos días Carlos ¿Qué tal dormiste?- pregunto Ramiel como siempre desde lo alto – Sin soñar nada… como siempre- repuso Carlos mientras se sentaba en la cama y bostezaba. Se llevo las manos a la cara para acariciarla y retirar la chinguina de sus ojos negros. – ¿Cuándo me daré un baño? Llevo días aquí y creo que mi cuerpo comienza a pudrirse… - Ramiel soltó una carcajada y después se callo por un rato. – Ésta es la segunda vez que me haces reír Carlos… debo de agradecértelo… por lo del baño, te vuelvo a repetir que ya no es necesario que lo hagas, la habitación limpia todo lo que existe dentro de si misma; incluyéndote a ti. Dijo de nuevo desde lo alto.

- Pero me quitas la satisfacción de poder sentir el agua caliente sobre de mí…

- … lo siento mucho…

- Pero tuno sientes nada…

- Es verdad… siento no sentirlo.

Sobre la mesa de acero estaba el vaso de leche y las galletas ocultando detrás de ellas la cápsula de gel. Carlos se cubrió los oídos al sentir como después de la carcajada de Ramiel la estática aumentaba. Lanzo un gran suspiro y dijo – Bueno… si no me matan quizás me hagan sentir dolor… y se sentó en la mesa y comenzó a comer las galletas y beber la leche.

Una voz detrás del espejo dijo sorprendida:

- Señor… Se-señor RK… las esta comiendo

- Perfecto.

- Tal parece que hemos dado un gran avance conforme a su estancia y adaptación a la “caja de contención”

- Si… se ha acostumbrado… siempre a sido un chico muy difícil.

Ramiel pareció sonreír de un lado mientras observaba con sus gafas oscuras detrás del gran espejo- Ese chico… siempre fue… siempre has tenido que ser…- susurro mientras un par de “esos” tomaban notas y fotografías a la sonrisa de Ramiel.

- Hoy ¿Hoy no me leerás nada?

- ¿Qué te hace pensar que leo?

- No lo sé… no creo que platiques o que me recites… además ¿Hoy es un día para celebrar no? Dijo Carlos mientras alzaba una galleta.

Hacia un par de días que Ramiel había dejado de leer, justo cuando Carlos había olvidado lo que un día antes le había leído. Ramiel saco el libro de tembloroso busco el capitulo siguiente, pero regreso a las primeras hojas

- Vamos… léeme.

- Bien.

… dedicado a alguien que dejo de existir…

Ramiel comenzó a leer la dedicatoria del libro mientras que Carlos frunció el ceño en señal de atención. - … dedicado a alguien que dejo de existir en este mundo que para mí se esta pudriendo. Donde quiera que estés no dejes de visitarme por favor- Carlos abrió la boca sorprendido mientras Ramiel lanzaba otra sonrisa un poco más irónica.

- Editorial Bengala

- … editorial ¿Bengala?- Carlos repetía casi al mismo tiempo que lo decía Ramiel

- De…

- De...

- CG…

- … (su rostro comenzó a ponerse pálido y macabramente sorprendido)

- “El pájaro…”

- De Carlos González… “El pájaro de fuego… ”

Uno de ellos dijo alarmadamente - ¡Señor KR! … lo ha… lo ha recordado… frente a ellos Carlos miraba sin parar las paredes… los recuerdos de aquellas historias que Ramiel leía regresaban a su cabeza y se posaban en el recuerdo exacto; su vida, su pasado, su dolor, su historia, todo lo que Carlos en algún momento había vivido y había olvidado caída como un cubetazo de agua sobre de él. Ramiel había estado leyendo desde el inicio el libro que Carlos había escrito antes de morir.

continuara negro2