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viernes, 3 de abril de 2009

El chico de la gran sonrisa!!

Como siempre: Salí de clases una hora antes, pues mi maestra de matemáticas sigue aun enferma (su marido le pidió el divorcio para escaparse con su secretaria). Salí de la puerta principal acomodándome los audífonos de mi MP3… loading… “y tengo luz, y tengo fuerza, y tengo luz y tengo fuerza…”. Caminé hacia el lado derecho de la escuela para pasar por el campo y ahorrarme el dinero de mi pasaje; cuando lo volví a ver. - Ahí estaba: acostado en el pasto, usando de almohada su mochila negra con un parche pegado de My Chemical Romance y escuchando también su MP3-.

- ¡Ahí está! ¡Wow! Ya son dos veces seguidas que lo veo; ¿Sabrá que existo?- Seguí caminando hasta pasar casi cerca de él, observando como movía los labios al ritmo de su música -¿Qué tipo de música escuchará?- Son tantas cosas que me intrigan de él pero, ¿Cómo hablarle? Si yo soy un chico y el también; creerá que me gusta –a pesar de ser eso cierto, no es correcto-. De pronto, él notó mi presencia y abrió rápido los ojos -¡Eehh!... me quede dormido- dijo y después empezó a reír; yo no dije nada y seguí mi camino… -¡Soy un tonto!-
(…Dime si me estoy volviendo loco, dime por favor que si a ti te pasa igual; mi corazón atómico; en cuenta regresiva esta. Párese que perdí el control, a mi ya no ya no me importa nada…)La calle estaba sola y podía extender mis sueños en ella; ver, verme a mí corriendo, corriendo bajo de una lluvia suave y detrás mi, él. (Acaricia mi alma, suaviza mi ser; esteriliza mi sangre y purifica el amor…) Si la calle reproducir hechos; se hubiera escuchado a cientos de kilómetros aquel gran suspiro que lancé al cielo.

- ¡Bien chicos! Como saben, estuve enferma y por eso no pude venir durante estos últimos días, así que hoy nos quedaremos una hora más para recuperar el tiempo perdido- .
Ahí estaba yo, en mi silla resolviendo problemas de algebra –x es igual a…- Veía y veía una ves mas los ejercicios en el libro – esto es demasiado fácil para mi-. Comencé a morder mi lápiz y mirar el campo de fut ball por la ventana –Como quisiera verte reír otra vez; saber tu nombre…-; mientras me seguía retorciendo de aburrimiento en mi silla al lado de los cabeza hueca de mis compañeros, algo me despertó en un chispazo -¡es él!- grite y me levante de la silla -¡Daniel! Guarda silencio-; dijo mi maestra mientras mis compañeros se burlaban de mí, no me importó, volví a sentarme para poderlo observar atentamente: -¡Corre Ángel, corre!- le comenzaron a gritar; él corría para ser el primero en llegar a la meta y regresar de nuevo. -¡Sii!- gritó y comenzó a reírse por haber ganado; comencé a sonreír, no sé porque, quizás porque ahora se su nombre y se que le gusta sonreír. El sol cayó y derramo en el cielo de un color naranja para después pudrirse en morado.

Hoy tenemos examen de matemáticas; -será rápido para mí y así podre irme a casa temprano-. Ya son cuatro días que no lo eh visto, ni en la cafetería, ni en las canchas, ni en el pasto escuchando música, probablemente porque me la he pasado en el salón ayudando a mis compañeros a estudiar- pensé mientras nos alistábamos –Todas las maquinas se contorsionaban y tú tuviste valor…triste, sister, y es que me acuerdo de tí, te estaba esperando y al fin, préstame la llave maestra, préstame el antiguo radar…-me ahogaba en mi mismo dibujando corazones en el encabezado del examen –Todas las maquinas se contorsionaban tu… tuviste…-. Sentí una bola de papel en mi cabeza que me despertó de mi transe -¡Qué, qué, qué!- dije rápido –Quítate los audífonos- dijo mi maestra –Cuando terminen el examen se podrán ir, así que si lo terminan antes mejor para ustedes; solo recuerden que si no lo aprueban no disfrutaran sus vacaciones- me empecé a reír dentro de mi, esto lo puedo hacer en un abrir y cerrar de ojos.
- Cierto, llamaré a los otros alumnos- salió la maestra a gritar afuera del salón
- Otros alumnos, deben de ser los del otro grupo que tampoco tuvieron clases con ella, así se ahorrara horas y tendrá más tiempo para seguirle reclamando a su marido-

Y como un sueño apareció él, mordiendo un lápiz y una calculadora en mano y como siempre, sonriendo. – Carlos, siéntate en la silla de la esquina… Ángel… siéntate al lado de Daniel-. El levanto la mano a la altura de su pecho y comenzó a moverla tratando de señalar la silla – Ahí, frente de tí, al lado del chico que debió haber guardado esos audífonos- y me señalo. –Es de mala educación… pero, se ve tan apuesto con esa barba de días, y tan dulce señalándome con su mano mientras sigue mordiendo su lápiz- me miró y no pude evitar sonreír con la boca cerrada como si viera algo realmente hermoso; comenzó a caminar hacia donde estaba yo ¬¬-¡Deja de sonreír! Y baja la cabeza- se sentó a un lado mío, me miro un segundo –Tú eres el que me asusto mientras escuchaba a Zoé- yo solo lo volteé mi cabeza hacia el y puse una cara de nervio –Es un poco bajito, ¿Qué se sentirá cargarlo?- pero no dije nada, -¡Soy un tonto! Las dos veces que me ha hablado lo eh ignorado, seguro creerá que no me agrada-. Él solo regresó la mirada a su examen y comenzó a ocupar su calculadora; yo hice lo mismo… … … -Ésta es… a) x=8… ¡terminé, en solo 15 minutos!-. El reloj caminaba lentamente; yo no me pude resistir más y volteé a mirarlo -¡Qué le sucede!- Él estaba completamente perdido, solo miraba la hoja una y otra vez – Se ve tan gracioso rascándose la nuca… parece caricatura… ¿Debo hacer algo?... esta es mi oportunidad de que vea que él no me desagrada- La maestra estaba observando a los alumnos problemáticos así que no me pareció difícil hablarle – Oye, voltea a verme - y con voz nerviosa le dije: – a, b, a, c, d, a, c … eso es todo, entrégalo después que yo para que no se de cuenta- Sin esperar una respuesta de él, me levanté con la cabeza agachada, entre mi examen y antes de salir del salón escuche – Oye, tu mochila- me grito desde su silla -¡Tonto, tonto!- regresé caminando como robot, aun con la cabeza abajo; tomé mi mochila y solo murmure –Gr-gr-gra-gracias- y huí de ese lugar…

-¡Uff !- Debo de calmarme más, si no creerá que soy un chico raro; camine de nuevo, solo por la calle; cuando comencé a escuchar entre mi música su voz que me gritaba –¡Oye… Daniel! - Me detuve para esperarlo, se ve que tenía rato que me estaba gritando pues, al llegar a mí, comenzó a jadear -¿Éstas bien?- Tomó un trago de aire y alzo el cuerpo, levanto su rostro para verme y dijo -… … Gracias-… -Es increíble, estoy con él y no estoy tan nervioso, bueno es que estoy pensando… ¿Cuándo tiempo ya pasó desde que me dio las gracias?... ¡Qué le digo!-.

- ¿Éstas bien?- me preguntó-
- Sip… lo siento.
- ¡Genial!
Comenzamos a caminar, ahora la calle no estaba tan vacía; mis sueños comenzaban salir de mi mochila y como listones de colores rodeaban las banquetas y postes de luz; las flores comenzaban a bailar y los carros se abstenían a cruzar. – Es raro, ya no estoy tan nervioso… pero aun es hermoso-. Nos detuvimos en una esquina – Debo dar vuelta a la derecha- dijo. – Yo a la izquierda- le respondí; mis audífonos colgados en mi pecho aun sonaban (Vamos a levitar, vamos a transmutar, hacer el amor…)
- Bueno Dani, debo irme ¿Te veo mañana?
- Este… sí, hasta mañana…
- Ángel, me llamo Ángel… adiós
(Despertaré, es solo un sueño…) y empezó a levitar y desaparecer en un gran hoyo de luz… yo solo podía tratar de imitar su gran sonrisa y no dejar de imaginarme tantas locuras…