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sábado, 16 de mayo de 2009

* El Nño La Lechuza *

- Hola, buenas noches –
Se escuchó una voz mística (como de un hombre viejo) que rodeaba la noche y que con su profundidad hipnotizaba a las estrellas; - Hola, buenas noches – volvió a decir, mientras que aquel chico se acercaba con pasos silenciosos al faro parpadeante a un lado de aquella iglesia triste. – ¿Quién eres tu? - dijo tiritando levemente bajo la luz moteada y el cantar del silencio; a veces escaso. –Buenas noches – volvió a decir el cielo negro, la luz nocturna, el aire seco y la iglesia sola.
-Buenas noches- dijo al fin el chico desconcertado. – Muy buenas noches – escuchó él, justamente cuando los grillos se encerraban en una escoba a cantar. El chico preguntó con voz somnolienta -¿Quién eres tú?- La voz dijo: - No, no es así; es: “¿Quién es usted?” -. Bajo el campanario de la torre de la iglesia el chico se reclinaba en aquel faro; era raro pues no veía nada, no pasaba nada, no decía nada; solo…
- ¿Esperas? – se escucho de nuevo alrededor.
- Sí, así es- dijo el chico.
- Y ¿A quién esperas?- dijo nuevamente, el cielo negro, la estrella sola, y el silencio intenso. Allá, más allá de la iglesia donde la luz casi no golpeaba nada; una reja de alambre había: de izquierda a derecha, de un lado a otro y en ella los grillos que cantaban.
- ¿A quién esperas?- volvió a repetir aquella misteriosa voz sin rostro ni eco.
- Mi amor-
- ¿Tu… amor? ¿No lo tienes contigo? ¿No te dieron amor de niño?
- No, no es ese amor, es… alguien mas – dijo aquel chico mientras se cobijaban con la luz y se abrazaba con los brazos.
-¿Quién es usted?- dijo el chico. No se escucho nada, ni los grillos, ni la escoba, ni la luna ahogada; -¿Y dónde esta esa persona?- volvió la voz depuse de un rato;
-Lo último que lo voy decir es que regresaría, que donde sea que yo estuviera él vendría por mí-
-Como cuando el ultimo hombre como tu llego aquí; lo vi nacer, lo vi morir, lo vi quedarse años negándose a mi ayuda, negando la muerte y negando la vida; se quedó esperando y esperando a aquella persona… pero esta jamás llegó… y después, se volvió loco y se desvaneció poco a poco, hasta volverse no más que unos cuantos granos de arena que se fueron con el viento.- dijo la voz, que comenzó a centrase en la torre del campanario de aquella iglesia sola; la luna aun veía atenta como el chico buscaba entre la oscuridad aquella voz-

-¡No esta ahí…!- susurro la dulce voz de la luna que pronto se escondió entre una nube gris; - Crees que soy una voz impertinente, pero lo he visto más de una vez – El chico centró la mirada en la torre; la luna se ocultaba, el grillo afinaba, y aquella voz solo preguntaba.

-¡No tengo que…!- dijo el chico mientras desdoblaba los brazos; -Pues ve, vete, y búscalo por ti mismo – lo interrumpió aquella voz.

El chico se dio la vuelta y desapareció de la tenue y parpadeante luz, la voz tosió un poco y por un par de minutos no paso nada: ni el grillo tocaba, ni le voz hablaba ni retumbaba, ni aquella escoba de ramas existía; solo la iglesia lucia al lado del faro que tosía luz.
Y el chico aprecio del lado contrario del que partió; -¿Y… que paso?- dijo la voz. El chico ignoró y volvió a perderse entre el manto oscuro después del faro, para volver al mismo sitio.
-¡Qué es esto!... ¿Es un juego?-
-Esto… esto no es nada, es lo que hay ahora, lo único que ves es lo único que existe, no hay ni vida, ni tiempo, ni muerte ni descanso… solo nada-
-¿Qué?-
Y aquél chico vio que de aquella torre hacia el faro se posaba una lechuza blanca; con solo posarse revivió la luz que estaba apunto de extinguirse.
-La vida y la muerte son misteriosas y confusas; por eso la misma nada es aun más confusa- dijo la lechuza blanca, con esa voz penetrante y titánica.
- ¡¿Cómo puedes hablar?!- Dijo el chico.
- Todo en este lugar es posible; desde que el suelo arda hasta el hablar con el cielo-
La noche comenzó a cargarse más, parecía como si el cielo fuera a venirse abajo; los grillos salían de la escoba a descansar bajo una roca y la luna arrullaba nubes grises.
-No vendrá, te lo puedo asegurar-
-No, el vendrá… no estoy muerto aun solo duermo y él vendrá-
- Si estas tan seguro, ¿Por qué tartamudeas? Es solo un sueño ¿no? –

Comenzó a sentir un vacio en su pecho, a pensar que su vida había sido falsa y sin sentido alguno.
-¿Ahora lo sientes? El amor existe, pero es tan difícil de encontrar en una sola vida-
-Pero dijo que me amaba, dijo que…-
La luna comenzó a despertar de entre las nubes, los grillos sacudían de sus patas sus últimas notas tristes.
- Déjame ayudarte hijo, déjame quien te salve de la muerte eterna; te daré una nueva vida y podrás de nuevo comenzar –
- Para que quiero regresar si no podre… -
- Para eso estoy aquí, para darle una oportunidad a los que buscan el amor o calmar la pena a los débiles de corazón.
El miro la lechuza con sus ojos húmedos; se seco una pequeñísima lágrima que apenas comenzaba a salir
-No, ya no quiero más, no quiero volver a sentir dolor alguno –
- Entonces que así sea… hijo… -
Y la lechuza voló hacia él y con sus patas lo tomo de su cabeza y perdiéndose entre las ramas de árboles oscuros calmo su dolor comiéndose su corazón.

“Siempre es triste cuando ya no quieres volver a intentar”

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