En una oscura habitación, donde la única luz era la que los iluminaba. Carlos lo abrazaba tan fuerte – ¿Sabes que te ves mas lindo sin tus lentes?- le decía mientras acariciaba su boca –bésame, ¡por favor!- se escucho salir de sus labios; Carlos tomo su rostro con sus dos manos y…
“¡Muy buenos días!... son exactamente las 5:30 am del día 2 de mayo; les habla su conductor favorito de este su programa de radio “Arruinando sus lindos sueños” ¡comenzamos!...”
- ¡Bahh y si que los arruinaste!... era un muy lindo sueño (se sentó en su cama y comenzó a bostezar y estirar sus brazos)
Sonaba la radio, mientras Carlos se ponía sus calcetines negros.
“… se registró otro caso de influenza humana en el estado, desgraciadamente esta persona perdió la vida; amigos y amigas tomen sus precauciones que aunque estén flacos esta enfermedad los matara como cuches!!!... ouck oick!!... regresando al día, son exactamente las 7:30 am…”
- ¡¿Qué?! ¡Es tarde!…
Carlos corría para no llegar tarde al banco, aun así se detuvo para comprar un expreso y ver a su chico –que raro, no esta- .
- ¡Orden 45: expreso!
- Si, gracias… disculpa ¿la chica de ojos claro y cola de caballo?
- … ¡Anna!
- ¡Sii!
- Ella es del turno de la tarde, llega hasta las 3:00 pm
- ¿Enserio?... Y ¿un chico, moreno, lentes, como que me llega al pecho…?
- ¡¡El chaparro de lentes!!
- Si… él…
- También es de la tarde, ellos solo estuvieron ayer en la mañana para cubrir unos turno, pero llegan a las 3 amigo.
- Bien, ¡gracias!... gracias
Aquel chico alto se recarga en la barra con su cubre bocas viendo como me salía del café
- ¡Hey!... ¡amigo!
- ¿Mande?
- Dejaste tu expreso en la barra
- ¡Ahh!... si, mi café… (risa)… vale, gracias…. Otra vez.
“Las horas pasaban interminablemente sentado en mi silla, jugando con mi lápiz una y otra vez; no paraba de mirar el reloj -¡Que sean ya las 3!- te extrañaba y sin saber de ti si quiera tu nombre”. Al fin había llegado la hora; tomé mi cartera y salí hacia el café, dejando a mis compañeros de trabajo y, justamente a unos pasos de que yo entrara apareció el corriendo hacia la puerta –Lo siento, lo siento- dijo al entrar -10 minutos tarde – le dijo su jefe.
- ¡¿10 minutos tarde?! También él se retrasó hoy…aun así, si yo fuera su jefe no lo regañaría…
Algunas cuantas horas en el café.
- Tu panino y americano Carlos.
- Gracias Anna-
- Ángel.
- ¿Mande?
- Se llama Ángel
- ¿Él?... ¿enserio?...
- Sí… bueno me voy, tengo que atender mesas.
Y el la barra comenzó a sonar su nombre: en cada mesero que pedía un cuchara, en cada taza que él servía, en cada carga de café que escupida la máquina. Estoy enamorado.
- ¿Ángel, podrías ayudarme con estas órdenes?
- Si, claro.
Y comenzó a repartir sonrisas en cada mesa donde pasaba, dejando un aroma a café recién hecho; tanto amor, tanta locura y yo era le único que podía disfrutarla.
- Su americano señor… ¡Hey! Usted es el del banco ¿verdad? Al que no le gusta que lo vean a la cara.
- ¡No, no! Bueno si, si soy el del banco, pero no me molesté… ¡no! Solo que me puse nervioso.
Carlos comenzó a hurgar entre sus tazas vacías de café sus hojas de trabajo
- Bueno no nervioso, tenia trabajo… ja ja (cara de nervio)
- Bien, creo… aquí esta su americano (lo miro a la cara)… ¿No es mucho café señor?
- No chico para nada, alguien como yo puede con esto (cara y risa de orgullo)
- Bien, que lo disfrute…
4:30 am…
Carlos caminaba de un lado a otro por su habitación, en su PC se escuchaba una canción baja para no despertar a sus hermanos.
- ¡Coño! No debí haber tomado tanto café.
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