Donde quiera que estuvieras ya no estabas para mí… y… y… la verdad como me duele eso…
Vengo aquí ante tu lápida a dedicarte un par de lágrimas - ¿Por qué? Ya no estás donde deberías de estar; y yo, me hundo en silencio ante ti con mis lágrimas. Un sonido como si algo pesado cayera en un hondo pozo; trato de nadar y escapar de mi dolor, pero éste es como agua estancada; pesada, fría, oscura que no me deja salir - ¡Me ahogo! Peleo contra una paciente agua cruda y doy sorbos de aire para mantenerme a flote aquí.
El Pájaro De Fuego
Capítulo
6 “Proyecto “R”
Parte 1”
- ¿Por qué ya no estás donde debes de estar?
El cementerio se volvió un gran paraje solitario donde solo tu nombre estaba grabado y encima de nosotros dos, un gran árbol veraniego; sus hojas calidad y quemadas se desmayaban un tras otra sobre de tu cuerpo – sobre de tu caja… tu casa. Ya no existías más; te habías apagado como una luz en el cielo; ¿Qué había sido de ti? ¿Qué fue? ¿Qué será…? ¿Qué será?
Sí, lloré, lloré como nunca he llorado; me castigué, me revolqué, me deshice una y otra vez, tras de mi rostro seco, pálido y casi – como tu – muerto ¿A dónde iré ahora que tú no estás conmigo?... ¡Dime... dime! ¿Qué será de mi ahora que estas donde no estoy? Tenía que regalarte, que gritarte; tenía tantas ganas de golpearte y de abrazarte diciéndote lo tonto que habías sido; lo estúpido, lo solo que me habías dejado; pero tú no lo sabías, ya no estabas para sostenerme; para evadir mi golpe, ni para abrazarme cuando yo te abrazara; no eras más que nada, más que nada eras un recuerdo… eras eso, nada y un recuerdo, todo para mí y un recuerdo ¿Por qué…?
¿Por qué tener que llorarte aun después de muerto; si yo jamás lloré cuando estabas vivo? Mis pensamientos eran ecos en este sitio abandonado por la vida; un color grisáceo no dejaba que ningún color se acercara; y las flores pausadas. El día era opaco, nublado o que se yo; era tan triste como yo ¿Qué más te pudo decir si no me estas escuchando? ¿Quién me puede asegurar que hay vida después de la muerte? Mis guantes de cuero apretaban la tierra donde dormías – o donde morías una tratando de salir de ahí. ¿Y si aun sigues vivo? En mi arrebato de desesperación comencé a escarbar como loco con mis guantes -¿Dónde… donde? No estabas, solo tierra tras tierra; nada tras nada; y me detuve, lloré de nuevo mi impotencia y mi desesperación; como esas veces que lloraba y aparecías tu para aliviarme con uno de tus besos – pero hoy ya no apareciste. Y entendí la razón de que habías muerto, que ya no estabas vivo y que nunca regresarás… que nunca volveré a verte – ni reír, ni llorar, ni dormir, ni comer, ni estar ahí… susurre mientras mis lágrimas entraban por mi boca; tanto es el dolor que acoge mi pecho que siento como si fuera a explotar de el ¡Por qué ya no estás donde deberías estar?! Mis manos te gritaban y te gritaban y dentro de ellas te rogaban con palabras altas que no te fueras; que regresaras de donde estuvieras; que renunciaras a la vida eterna y estuvieras aquí conmigo para volvernos a morir los dos…
… para morirnos juntos y vivir la eternidad los dos; juntos, no separados el uno del otro…
Donde quiera que estuvieras ya no estabas para mí… y… y… la verdad como me duele eso…
Apenas unos días te vi salir de casa – como siempre a las 5:00 pm. Y verte regresar más tarde – como siempre. Siempre era así, nunca faltaban esas dos cosas: irte y regresar; recuerdo que me mandaste un beso desde fuera; yo aun tenía en mis manos parte de la fruta que compraste ¿Y qué hice yo? Mis dientes estaban a punto de romperse - ¿Qué hice yo? Solo sonreí… solo sonreí… ¿Quien me iba decir que para cuando pensara de nuevo en ti tu estarías muerto? Debo haberte dado un besos más… un beso mas en tus labios y dejarte ir… ¿Qué más podía hacer si no sabíamos lo que nos pasaría? Le seguía hablando a la tierra. ¿Qué-qué podía yo hacer…? Yo no… yo no… ¿Por qué no puedo justificar mi error?
- ¿Qué error?
- Pues… yo… no hice nada antes de que él se fuera
- ¿Y es tu error?
- Yo… yo solo…
- ¿Hasta cuándo dejarás de tratar de hablar cuando aun sigues llorado amargamente?
- ¿Dime que es lo que debo hacer?
- Llorar y después hablar
Dzahuindanda estaba detrás de mi mirándome fijamente; que esperaba a que terminara de hacer lo que estaba haciendo. ..
Si en verdad existiera Dios ¿No debió haberme dicho algo antes? ¿Por qué tuvo que alejarme de ti si eras lo único que me hacía en verdad feliz? La tierra húmeda de lágrimas no me decía nada - ¡Por qué no me respondes!- gritaba y golpeaba tu tumba una y otra vez, en espera de una respuesta – no importase de quien - ¿¡Por qué ya no estás donde deberías estar!? Me cubrí la cara llena de dolor con mis manos llenas de lo que quedaba de ti, y solo mis alaridos eran el viento que bailaba sobre los dos… - ¡No… no… tu no… !
KL continuaba leyendo a Carlos; cada palabra que el decía pasaba por el micrófono asía el.
Carlos mirada la nada sentado en la silla de metal; un frío intenso y casi insoportable comenzó a brotar desde su espalda y lo invadió tan rápido que parecía un cubo de hielo; su mirada parecía como si fuese a llorar ¿de que… porque? Las palabras, palabras que él decía, el mismo (KL) parecía como si estuviese a punto de llorar – pero ya no puedo. Se susurraba detrás de sus lentes negros…
… palabras; palabras que me decía y le decía, cosas que parecían recuerdos, pero no eran; que si eran pero no sabía lo que eran. Ni cuando, ni como, ni quien fue… ¿Quién murió? ¿Dónde? ¿Porque?.... palabras… y solo me queda desmoronarme sobre la silla y llorar el dolor del autor…
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