NUNCA JAMAS...
Hoy te fuiste antes que yo, pués cuando desperté tú ya no estabas conmigo. Supuse que sería un día especial pués usaste el traje negro que te regale en navidad.
Corrí por toda la casa para buscar que ponerme:
ojos, manos y piernas.-una boca para nombrarte y un vaso de lagrimas por si tal vez… por si tal vez me asías reír hasta caer como siempre-.
Encontré un par de cosas tuyas .-¿A dónde ibas?-. Olvidaste los días que pasamos juntos y también parte de tus madrugadas cuando me enfermaba.
De pronto, me encontré con la habitación inundada de emociones y recuerdos:
ahí estaban tirados los días que en que salíamos a caminar por el centro, y aquellos donde solo dormíamos uno encima del otro en mi cama individual.
Había también un par de lágrimas tuyas escondidas en el baño y dolores que guardaste en un cajón.
Los cogí en mis brazos y las guarde en mi alma; me comí aquellos pedazos de peleas que aun quedaban embarradas en espejo para poder ver mejor mi rostro y maquillarme una sonrisa onírica; de esas que te gustan ver.
Saque mi euforia y me bañe en luz, tome un poco de tu energía y la puse en mi corazón.– Hoy es un día especial para ti-. Pero te fuiste tan a prisa que dejaste un montón de sueños en tus pantalones rojos.
Salí de la casa con una foto mía y un puñado de dolor que se me iba calleando cada vez que caminaba hacia ti.
Todos ya estaban contigo: tus padres, tus hermanos y tus primos; también la tía que te regañaba y el sobrino que te pedía siempre dinero para dulces. Todos te trajeron flores -¡siempre las odiaste¡- me decías que no tenía sentido regalar flores; que se iban a secar; aun así me atreví a traerte una pequeña flor amarilla me encontré antes de llegar a ti. Saboreé por última vez un poco de fe para pensar que estarías ahí de pie. Y después pase a saludarte; ya no eras el mismo, no eras ya el de ayer ni el de antier, ni el de hace un año, cuando hacías ejercicio cada sábado y te dedicabas horas para verte bien; hoy te veías distinto.-hermoso: tranquilo descansando ya después de haber sufrido tanto; lograste peinarte tu sólito y ponerte bien la corbata que jamás habías usado hasta hoy-.
Era ya la hora en que debías de irte; tu madre casi te sigue al verte que partías, yo solo me cubrió los oídos para no escucharte; y mientras todos te pedían que regresaras yo alcance a gritarte:.- ¡dijiste que regresarías… que nunca jamás me abandonarías y que… y que aunque yo llegara a morir o tú, nunca jamás dejaríamos de amarnos!-. Solté mi gran sonrisa que tanto habías amado y te lance mi foto para que no se te olvidara mi rostro; gaste todo el vaso de lagrimas y te vi partir…
No es que ya no estés, sólo te volviste algo que ya no veo, algo que no oigo y que no se entender; te volviste de aire, de humo blanco y de hojas de papel, te quitaste la piel que se extingue y ahora eres eterno y efímero como éter.
No se donde estés ahora, no sé si podrás ya volver a verme sonreír. Pero al menos yo veré tu rostro en cada rayo de cada sol que me toque ver, hasta el día que pueda estar contigo otra vez…Hasta pronto Trueno de Dios.
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