jueves, 28 de mayo de 2015
Los compañeros perfectos. Mudanzas.
sábado, 16 de mayo de 2015
Con el mismo popote.
En el marco del día mundial de la lucha contra la homofobia, el Ornito-rrinco se pone de gala una vez más. Pero no para hablar de una manera graciosa o vulgar, sino para tocar un tema serio, se necesitan letras serias.
¡Al diablo las palabras pucha, culo… o verga! Esta vez no me las pondré en la boca.
Y como no hallo relato propio para hacerlo, os contaré uno ajeno.
Comer con el mismo popote.
Yo tenía un amigo; un pequeño ornitorrinco de apenas 16 años. Cuando decidió salir de su madriguera, lo quiso hacer a lo grande; y para antes de que se dieran cuenta, ya tenía más amigos “Rosas” de los que pueden imaginar.
Lo llenaron de cosas nuevas, de un nuevo que no tenía ni pies ni cabeza; más bien dicho, era como poner el ojo dentro de un gran caleidoscopio; pero lo que nunca imaginó, es que si lo percibía por un largo tiempo, le provocaría nauseas.
En ese entonces, conoció a Ángel, su primer amor: hermoso como una concha de mar y sexy como una oferta en la central; y el hecho de saber que los dos comían arroz, lo enloquecería, pensaba: ¿Y por qué no comer los dos con el mismo popote?
Lo que no sabía, era que entre los “rosas” se comían, una antropofagia debido al hambre provocada por los celos, las envidias, los miedos y claro está el odio hacía ellos mismos. ¿Cómo se puede ser homófobo siendo lo que son? Se preguntaba.
Se enteró muy tarde de que los “rosas” son igual o más homofóbicos que los “otros”; que también son machistas, clasistas, y con un rango de selectividad que va más allá de lo casual.
“Que si eres loca, eres pasiva; que si eres fea eres menos, que si eres gorda…que si no llevas acampanados con ajuste en las nalgas no estás a la moda…”
Todo eso los encerraba en un estereotipo que ellos mismos, condenaban.
¿Cómo era eso posible? ¿Por qué los “rosas” tienen que burlarse de los otros “rosas”? cuando ellos mismos realizan las mismas acciones que los condenados. ¿Por qué? ¿Doble moral? ¿Ceguera conveniente?
Tristemente igual conoció la marginación, la desilusión de saber que los ornitorrincos rosas, no se parecían en nada a los dibujitos de Ralf König, o los relatos de un servidor; no, todo era la vida misma, la vida gris y real de una sociedad llena de tantos miedos como cualquier humano.
Pasaron muchos años y mi amigo optó por permanecer neutral, por no formar parte de ese estereotipo, y de igual manera a RESPETAR a los que vivían en éste. Ahora apoya y respeta a todos; sean pasivas, activas, intermedias, tortillas, tlayudas y mallates.
Me dijo un día que el combatir la homofobia no solo era contra los ornitorrincos “azules”, sino también con ellos mismos.
Así que amigos; bugas, jotas, machorras, locas y transgénericos, no creemos un estigma en contra unos, más bien, hay que erradicarlo, dentro y fuera de uno mismo: ayudar, compartir y valorar, porque si aprendemos a ser más humanos e igualitarios incluso podemos erradicar el hambre, porque si el plato de arroz es basto, hasta dos pueden comer con el mismo popote.
Alfonzo Lacruz.