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martes, 16 de junio de 2009

"Temporada de lluvia" Capitulo 1. Atrapado

 

Una tarde fría y nublada en el centro de la ciudad.
-    … esta lloviendo mucho.
-    Si, así es.
El comenzó a tiritar y reírse. Las bolsas que llevaba sonaban con las gotas que caían en ellas y su chamarra café lo abrigaba muy bien.
-    ¿Tienes frio?... ¿Con esa chamarra?
-    Aun así ya me dio frio…
(Sonido de lluvia) Los camiones pasaban salpicando de agua la banqueta donde estamos todos agazapados. –Tengo que llegar pronto al restaurant con estas verduras… no sé porque carajo me mandaron a mí  sabiendo que era probable que lloviera- enojado y un poco desesperado por seguir atrapado en la parada del autobús saque mi teléfono y me puse a escuchar música; aun con los audífonos y las gotas de lluvia resonando en aquel techo de metal, podía escuchar en mi mente como los dientes de aquel chico cascareaban en su boca… -Qué linda boca- pensé y volví a mirar al frente tratando de no reírme de él.
-    ¡Coño! ¿Por qué me mandaron sabiendo que llovería?-
-    … ¿Uhh?
El chico comenzó a reírse – No, nada, solo pienso en voz alta-. La lluvia no cesaba, la gente se agazapaba más con tal de no mojarse y de pronto mis pelotas comenzaron a enloquecer.
-    ¡Al diablo, me largo!
-    Pe-pero sigue lloviendo.
-    Tengo que llegar a entregar esto; además ya me desespere.
Afortunadamente al dar los primeros paso fuera un claxon me detuvo -¡Hey… Sebastián!- gritaron dentro del auto –Hasta que por fin estoy feliz de ver a mi primo- caminé hacia el auto cubriéndome con una mano y sosteniendo las bolsas con la otra.
-    ¿Vas para el rest?-
-    ¡Sí!
-    ¡Sube!
Ahora ya estaba feliz, seco, refugiado y caliente en el asiento de un automóvil; el semáforo marcaba rojo, eso me dio tiempo para ver de izquierda a derecha la cara de esos pobres soquetes que se seguían mojando; y lo vi a él de nuevo: mojado, con esa cara de estar harto.
-    ¡Oye chavo!
-    … ¿Ehh?
-    ¡¡Sube!!
Él sonrió tan majestuosamente que si fuera por eso, el sol hubiera salido en un segundo para iluminar la ciudad, así como ilumino mi rostro. Abrió la puerta trasera, puso sus bolsas a un costado de él y comenzó a sacudirse como perro. -¿Para donde vas?- le pregunté mirando por el espejo retrovisor – justo en el centro-
En un par de minutos estaba a pasos del restaurant – Puedo dejarte aquí, es lo más que te puedo dejar chavo, ¿esta bien?- le dije antes de bajarme -¡Si, por mi esta bien… gracias!- abrió la puerta y bajo a gran velocidad.
-    Te veo en la casa Sebastián-
-    Gracias primo.
Por suerte llegué a tiempo para entregar las verduras y las botellas; la gente que se refugiaba de la lluvia comenzaba a dispersarse al fin. Me pare frente a la puerta con los brazos detrás de mi como buen y educado mesero –Si, claro-, pensado en aquel dulce chico. De pronto,  de sorpresa aparece él a mi costado asustándome.
-    ¡¡… Al fin!!
-    ¡Qué!
-    ¡Llegué al fin!
El chico comenzó a bajar el zíper de su chamarra y entro al café que esta justo al lado del restauran donde yo trabajo; pasando un par de minutos apareció él acomodándose una gorra verde, fajando su playera a su pantalón  – No sabia que trabajabas a un lado…- dijo el chico mientras acomodaba su cinturón -¡Qué carajo…! – comencé a gritar dentro de mi. Aquel chico lindo que recogí en al parada del autobús trabaja a un lado mío.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola!!!!!!!! si soy yo, esta buenisimo, justo ahora con la temporada de lluvia, se escriben tantas historias que no nos podemos contar ni imaginar, pero quebueno que tu lo hagas, y te apoyo para el oscar, ya soy tu fan