expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

viernes, 10 de julio de 2009

The coffee factory Capitulo 3 Esas aquellas tardes donde no puedo hablar

 

Los golpes en los teclados, los timbres de teléfonos, esas hojas de papel que parece que gritan “léeme”. La oficina era un caos total pero, pero no para él; en la pantalla de su PC solo había una hoja de calculo vacía, un reproductor de música y sus ojos de soñador refregados en ella.
-    Es increíble que una semana te cambie la vida.
-    Así es el amor, Señor
-    ¿Amor?
-    Por lo que eh escuchado parece serlo.
Carlos se sentó bien en su silla y miro hacia donde su asistente estaba ordenando un par de capetas -¿En qué te basas?- le preguntó; su asiste bajo las carpetas y suspiro – Durante esta semana ha ido todos los días, tardes y probablemente noches, a ese café, siempre se sienta dentro del café porque sabe que él ahora atiende esas mesas, le trata de hacer charlar… Señor, es más que obvio-. Carlos abrió los ojos y dijo -¡Crees que ya se haya dado cuenta!-; no necesitó que sus asistente le respondiera a esa pregunta evidente.
-Quizás debería invitarlo a salir una noche- le retumbaba en su cabeza; - Quizás… debería… no sé…-; pensaba y pensaba Carlos y no lograba imaginarse preguntándole eso. La tarde era perfecta para hacerlo: nublado con una leve brisa fría que provocaba abrazar a alguien.
-    ¿Qué te sirvo Carlos?-
-    Hola Anna, solo quiero un americano.
-    ¿Estás bien?
-    Si, es solo… (comenzó a mirar hacia los lados) acércate…
-    …
Carlos le dijo todo lo que tenia pensado hacer a Anna; incluso le dijo de ese hueco en el estomago que tenia al pensar en un rechazo.
-    Pues, no creo que lo haga; él es un chico muy amable, quizás y también le gustas
-    ¿Sabes algo que yo no se?
-    No, solo digo lo que creo ver entre los dos.
-    … ¡Esta bien! Lo haré, se lo diré; de cualquier forma si me rechaza hay otro café a unas calles… (risa)
-    Tienes mucho tiempo para pensar como se lo dirás; lo mandaron por unas cosas y tardara más con esta lluvia que comienza.
En poco tiempo la gente comenzó a desaparecer de las calles del centro de la ciudad. La lluvia abordó paredes, banquetas, y todo lo que hubiera a su paso; yo, miraba por la gran ventana como el agua corría y corría, como mi tiempo pasaba esperándolo; pensando en como decirle tantas cosas que no podía decir.
45 minutos más tarde, dos chocolates calientes más tarde también:
-¡Al fin terminó la lluvia! Ya no tardará- pensé mientras tomaba de mi taza ya casi vacía. –Ahí viene!!!- casi grito y salgo a abrazarlo, desafortunadamente todo mi miedo no me permitía hacer ningún gesto que pareciera eso que me oprime el pecho.
-    ¡Carlos!
-    ¡Ángel! ¿Qué te paso?
-    Fui a comprar galletas y cajeta, se termino. ¿Y tú?
-    Tomo un poco de chocolate, pero ya se terminó.
-    Espera, te serviré más.
Tragué saliva y lo detuve con mi brazo para que no se fuera,
-    Oye… este…
-    ¿Si?
-    ¿Qué harás mañana?
-    Trabajar…
-    … oh, bueno es que yo… (rascándome la nuca)… unos amigos iremos al cine y pues si somos mas seria mas divertido y pues…
-    Me gustaría, en verdad… solo que, no puedo.
-    Si, está bien.
Me senté casi muerto sobre mi sillón que parecía que me absorbía las pocas energías que me quedaban. La primera vez que lo invitaba a salir, y quizás la ultima.
De pronto apareció el de nuevo detrás de mí, sin esas bolsas mojadas ni su chamarra café; de nuevo con su playera verde y gorra en mano, paso rápido, y solo puso su mano en mi hombro y dijo:
-    Hoy es miércoles, el próximo martes es mi vida libre, si sigues saliendo con tus amigos al cine, me encantaría ir.
Sonrió y caminó… -digo, levitó- hacia la puerta, se acomodo la gorra y comenzó a hablar con alguien fuera del café. Y a mi dejándome con esa estela de luz que solo el puede dejar. Y estoy seguro, muy seguro que la próxima semana te diré todo lo que siento por ti.

No hay comentarios: