Mañana, mañana que amanezca te diré eso, mañana en la mañana que vuelva a amanecer solo en la cama, soñando aun cuando mis ojos están abiertos (pensar en ti).
(La tarde más húmeda y nublada de la semana) Carlos miraba la calle desde su oficina; suspiraba y dibujaba con su dedo la caída de esas gotas derribadas por el cristal.
(Voz de recuerdo mientras sigue mirando la ventana)
- Carlos no puedes evitarlo.
- Pero… en este momento no son mis planes.
- Lo sé. Eres el mejor que tengo en esta empresa y es necesario que vallas ahí lo más pronto posible.
- …
- Te tienes que ir a los Ángeles… tiene que ir… ir… ir… ir.
The coffee Factory
Capítulo 4
“Volveré…”
Otra tarde en el café:
- Hola
- Hola…
- ¿Sucede algo… Carlos?
- No, es solo cosas del trabajo (sonrisa)
- Bien.
- ¿Qué tal aquí?
- Mucho trabajo también (voltea a ver la calle nublada) esta temporada de lluvia es buena para el café.
- ¿Y para ti?
- También… es un buen tiempo.
Carlos comenzó a leer hoja tras hoja de la oficina; una taza de café caliente humeaba a su derecha –ya que el antiguo jefe de departamento sufrió un accidente, se le otorga el cambio de sucursal a Los Ángeles, California para… -
- Los Ángeles… creí que nunca me aceptarían
… (Corriendo con zapatos; saltando los charcos que se formaban en el suelo del centro de la ciudad) “… Hoy…. debe de saber….”… (Despierta, con una tormenta)
- Son las 2:00 am…. Esta lloviendo.
Carlos miraba el despertador, como parpadeaba y parpadeaba; de pronto se volvió a quedar dormido, escuchando como seguía lloviendo.
En la mañana…
- Señor Carlos, el vuelo esta listo para mañana alas 6:00 pm.
- … Bien (organizando papeles)
- Sus maletas ya fueron enviadas al aeropuerto; su pasaporte esta listo y en los Ángeles ya le aviso la hora de llegada de usted.
- Bien (revisando hojas blancas)
- … Señor…
- … ¿?... ¿Si?
- Lo extrañaremos cuando se valla.
- Gracias, eres un muy buen asistente, pero ahora, serás el jefe del departamento, te dejare mi puesto
- … ¿Qué?... es ¿Es enserio?
- Si, a ti fue el primero que propuse como mi sustituto.
- Señor…
- (sonrisa)
Carlos salía del banco con una sombrilla, preparado para la próxima lluvia; bajo al café para ver a Ángel.
- Hola
- Hey, hola ¿Cómo esta el trabajo? Ayer te veías preocupado.
- Todo bien… ya pronto esto acabará… oye
- ¿Si?
- Este mañana yo…
- Espera, tengo que llevar esto a la mesa.
- …
“No es que no tengas tiempo para mi, o que no quieras darme lo que en silencio te pido, pero supongo que no eres adivino para saber lo que quiero que me des” te miro caminar, haciendo tu trabajo, no estas aquí conmigo y eso me duele…mañana mi vida será mas dura sin tí.”
Carlos dejo a Ángel trabajar, sin despedirse de él, salió del café y se topó con aquel mesero de barba de candado, chaparro y con cara de golpeador.
- Disculpe joven – dijo el mesero
- No te preocupes. (Chaparro… inútil que solo se la pasa husmeando en el café)
- … con permiso (Marica presuntuoso, que solo viene a fingir tomar café para ver a Ángel)
Carlos vió como ese mesero miraba Ángel… - Podría ser que ese mesero también… no no no-. Aun así Carlos siguió pensando en aquel mesero y Ángel, se veía tan feliz Ángel charlando con él, - el mesero chaparro… es muy guapo…. Ángel… harían bonita pare…. –.
La noche paso lenta y dolorosa para Carlos; en un par de horas partiría sin retorno y Ángel desconocía de su amor y de su partida; -¿Cómo el diré todo? En solo un par de horas… para que decirlo, yo me iré…-. Durmió.
En el Aeropuerto. Carlos esperaba impaciente solo 15 minutos para abordar el vuelo; Carlos miraba sus manos y pensaba en que hubiera pasado y él hubiera dicho algo – es imposible… necesito un… - de pronto esa bocina que casi no se le entiende comienza a sonar: “Debido a la tormenta que comenzó a avanzar, todos los vuelos se suspenden hasta que termine ésta… gracias… jódanse”
-¡¡¡Es… es mi oportunidad…!!!- Carlos salió corriendo del Aeropuerto, en plena tormenta -¡Ahhh, me mojo, mojo!-. Miró aun lado de la carretera – ¡Sombrillas; una a 100 y dos a 200!- Ángel corrió hacia el señor y soltó un billete – ¡¡Sólo quiero una!! - Forcejeaba con el señor.
-¡¡Pero no tengo cambio!!
-¡¡Al diablo!!...
Carlos corrió y corrió (Después se canso y tomo un taxi)… - se detuvo… ya no hay vuelta atrás…. Y yo tengo dos sombrillas…-. Pensó Carlos: -Tengo buen tiempo para ver a Ángel y después volver…-
… Una sombrilla comenzaba a levantarse del suelo para abrirse mientras alguien corría desesperadamente. La calle de nuevo comenzó a mojarse… (Sonido de gotas)…
Carlos pensaba en las cosas que le diría, y lo que le respondería…. En lo que pasara después; Carlos sonreía mientras golpeaba con sus zapatos.
- ¡Ángel!
- Carlos…
- (Respiración rápida) yo…
- Qué pasa… te había dicho alguna vez lo lindo que eras…
- … Uhh?
El sonido de la lluvia se detuvo. Las voces no existían y la boca de Carlos era el único instrumento que podía escuchar Ángel.
- Carlos ¿Por qué ahora?
- No lo sé… lo sé, es tarde. Pero… no podría vivir así…
- Yo… también, pero… (voltea aun lado)
- Regresaré… (sonrió)
Ángel se quedo mirando como Carlos partía de nuevo, perdiéndose entre la gente y las gotas. Ángel entro en la lluvia para quitar las mesas que se desbordaban en el agua.
- Señor Carlos, el vuelo se a suspendido, el nuevo vuelo saldrá dentro de 4 horas-
- Bien.
Carlos regresaba triunfante, abría de nuevo su sombrilla negra para recibir el amor de Ángel.
Pero…
Como una escena de película, Ángel abrazaba a alguien en la lluvia, la gente miraba como el agua empapaba sus ropas, como el mundo se abría y cerraba por ellos; Carlos sonrió, lanzó una lagrima que nunca nadie vio, se convirtió en agua, y pensó – Cada gota que te toque desde ahora, serán mis lagrimas- Carlos vio al chico con el que Ángel estaba; le lanzo su sombrilla extra y se despidió de ellos, perdiéndose en el brumo de sus lagrimas.
“No me duele tanto el perderte, porque sabrás que cada gota de esta lluvia es una lagrima de felicidad mía… te dejo en buenas manos, Ángel…no me duele tanto porque se que volveré algún día por aquel café que tanto amo tomar cuando estas en mi mente... conmigo”
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texto: Carlos González
imagen: Carlos González
Edicion: Ivonne Maldonado
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