A mi Madre.
Para las horas en las que me tuviste acurrucado,
para los días, los meces y los años
en lo que sólo podías quererme.
- Gracias-.
Para los besos inesperados y no tangibles.
Para la hoguera de amor que nunca se extingo.
- Gracias-.
Para las noches y las mañanas amamantando mi alma.
Para las lágrimas de diamante y las carisias nunca forzadas.
Para todo el pasado, el interminable presente y el lejano futuro:
- Gracias por existir y alumbrar con tu haz de luz
el sistema eléctrico de mi corazón-.
A.L
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