Así cómo el agua;
La juventud también se va por los drenajes.
Se escurre por entre las piedras de los caminos recorridos,
se pierde bajo tierra y se evapora con el sol.
No sirve más que para calmar la sed de algunos.
Para limpiar impurezas de rostros que se volverán a manchar.
Para ahogar malos recuerdos, y mojar la cama de algunos más.
Se va con el viento por ahí a pasear.
Hace que se escondan los cobardes,
y a los que viven de ella los hace bailar.
Pasa por entre las pieles, jugando con muslos que no volverán a besar.
Y también se va sin rumbo conocido:
De boca en boca hasta acabar.
Saliva, sudor y sal.
Sí. La juventud se va como el agua por las manos de todos.
Y se hunde bajo los cerros, para vibrar árboles de recuerdos.
Donde podremos algún día descansar.
A.F