Dentro del último mundo dónde estás.
Están esas serpientes emplumadas que te persiguen noche tras noche;
robándote a mordidas las manzanas que adán te regalo.
Y te persigue una sombra; se diluye a través los lagos
y te roba camino.
Y el cordero se burla a carcajadas;
y la diáfana fuente niega su saciable agua a tu temblorosa boca.
Se te acaba el tiempo. No hay retorno en la meseta.
Y las calaveras dentellean tus pies inflamados.
No puedo hacer ya nada por ti;
Tú eres el único que tiene la llave del motor para huir del oscuro.
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