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jueves, 4 de abril de 2013

Nuevo.

Carlos tomo del mueble de madera al lado de su cama, las llaves de para la puerta de su casa y salió; iba caminando, a paso tranquilo, pero con el corazón tan al borde de la emoción que pareciera como si fuera un motor de una nave espacial. Estaba feliz, era evidente:

Las nueves corrían lentamente para el dibujando su nombre

en la estela que dejaba en el cielo color hueso; eso parecía.

Las ramas de los árboles, las hojas verdes y las hojas marchitas.

 

Reverdecían y morían para él.

 

Y el cemento de la calle saca su mejor brillo para sus pasos esta vez.

Que importaba algo:

- Todo-.

Que era todo:

- El mundo-.

 

Y el cielo regalo una fresca lluvia para celebrar el ingente día.

La tierra húmeda, la vida hirviendo en los abrazos y en los besos,brotando, en plena ebullición. La vida no está a acabada.

Sólo comienza en cada nuevo respirar.

 

AL.

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