No hay tiempo suficiente ya.
Si no corres hacia mí el tiempo mismo te consumirá,
los recuerdos se volverán hojas de papel amarillentos
y tu risible memoria los quemara en una hoguera fuera de tu casa.
Ven, no dudes más.
Aquí hay aire extra para ti y para mí. Y un par de rosas más.
- Aquí hay espacio suficiente para que puedas volar-.
Las noches no son oscuras; son grises y azul marinas.
Estrelladas y con un delicado ruido gaussiano que sólo se percibe desde el pórtico de mi casa, justo al entrar a mi habitación.
Donde hay también afuera, aun costado: una silla de de madera.
- Sólo para dos-.
Corre antes de que el fin del día se consuma la llama de la vela de tu alma y seas tragado por la distinción de la lechuza.
Deja de asechar a Tlatlauhaqui y ven conmigo.
AL.
No hay comentarios:
Publicar un comentario