Mi padre se llama Román
y tenemos la misma sonrisa;
al parecer los mismos ojos
y de cierta forma el mismo carisma…
El es gordo por causa del alcohol en su dieta.
Yo, por mi parte delgado por el medicamento.
Al parecer herede sus labios grandes y pomposos
pues mi madre no se cansaba de decir que besaba como Ángel.
Era mi padre, Román.
que después de 25 años me entere que no es más
que un espejo de un futuro lejano el cual
podré tener.
No compartimos afinidades,
no sabemos ni si quiera nuestra edad,
sólo tenemos por ende que la sangre por analogía
es la misma que nos corre a los dos.
Se llama Román, no se exactamente quien sea
o si me llamara.
Sólo puedo asegurar que tenemos la misma sonrisa cautivadora.
AL
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